(Donde se recuerda a Azcona, Ferreri y el camarote
de los Marx, y se concluye con números y
letras.)
Puestos a sacar el tema
del exiguo domicilio
usemos el utensilio
de la mente, que el problema
no es la pequeñez suprema
propuesta para el bujío,
es que el piso será mío
después de cien años muerto
con el cuerpecito yerto
y de bichitos comío.
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