Desalado el bacalao,
los ajos en el aceite
se doran para el deleite
y los ponemos a un lao;
con el aceite templao
siempre la piel para abajo
media hora de trabajo
sometiendo a la sartén
a un erótico vaivén,
y lo tienes, Patxi, majo.
El gallego a no tardar
debe botar en la urna
la Galicia taciturna
de este cacique, Baltar,
que se pirra por largar
disparates por doquier,
porque se debe saber
que este amigo de Feijoo
y de Rajoy, rajó
y se le puede entender.
Esta galaxia es ingrata
--el Doctor Spock lo sabe--
y, aunque el menú de la nave
sea el pil-pil con txapata,
los tiene bien de corbata:
no habrá en Madrid más portadas
de diestras encocoradas
por genéticas fracturas,
ni habrá carlistadas duras,
ni habrá blandas carlistadas.
No se devanen los sesos
los ministros de trabajo
ni los que han perdido el tajo
ni los empresarios tiesos
ni los índices obsesos,
porque surge en Castellón
una fácil solución
que con su ruda palabra
da el multiimputado Fabra,
rey de la colocación.
Trillo, no tienes la culpa
porque la pública amnesia
la lejanía polinesia
y la mediática pulpa
te proporcionan disculpa
a tu sangrante flash-back
sobre el asunto del Yak,
y te vuelves exigente
de dimisiones de gente;
y es que, Trillo, eres un crac.
Tu sensación de riqueza,
tu financiera faceta,
tu desbocada tarjeta
que, con faltriquera tiesa,
aplazaba la sorpresa,
tus hipotecas gozosas;
y ahora vienes y sollozas
cual cigarra fornicada
con la bonanza olvidada
en días de vino y cosas.
Asimetrías malajes:
En la izquierda se dimite
aunque sea por un ardite,
y en esta diestra de gajes
de corruptos y peajes,
de sabuesos de licencia
y dechados de indecencia,
nadie los manda a vacar,
por el juego malabar
de presunción de inocencia.
Ni 20 Century Fox
ni el felino de la Metro,
en Hollywood yo penetro
como Rappel, como Dios,
y descubro con mi voz
cuatro premios de la lista:
Oscar mejor guionista
dudas en actor primero
sí mejor peliculero
y sí actriz protagonista.
Las Fallas en Carnaval,
en coplas y cuchufletas,
Bigotes en las caretas,
un consejero venal
en negociete amical,
el ladrillo hecho un desastre,
y un tal Camps para el arrastre
como líder levantino
pues, por vestir de tan fino,
le han pillado por el sastre.
(Y no mengua mi alucine
porque hay sorpresas ´on-line´.)
Hay Vascos, hay López Viejos
hay Bigotes, hay Correas
hay espías, hay peleas
hay munícipes pendejos
hay cainitas despellejos
hay un carnaval molón
hay un zoo politicón
hay un PP que no vale
hay alguien que aquí no sale:
hay un hábil Gallardón.
El ministro de Finanzas
del país del Sol Naciente
se presenta ante la gente
con reservas y crianzas
dando pábulo a las chanzas,
mas no juzgo el colocón,
pues tan grave es la cuestión
de la crisis puñetera,
que darse a la borrachera
tal vez sea la solución.
La noticia solivianta
a Losantos y su cuerda
a higiénicos de la izquierda
y a Génova en noble planta,
por considerar que canta
que Obama le haga un regalo
al hasta ayer malo malo,
y hasta lleguen a ser cuates:
¡Luis Herrero, no te mates
con el cuchillo de palo!
La condesa está triste
¿qué tendrá la condesa?
Que no sale ilesa,
ni sirve el despiste
ni el quiebro de un chiste;
que el extenso afano
le quema la mano;
que en esta hora aciaga
le crece la plaga,
le crece el enano.
Era Garzón un galáctico
en un tiempo ya pretérito,
mas aquél lejano mérito
hoy ya no resulta práctico
y con cierto giro táctico
por un hecho cinegético
un PP triste y frenético
compone junto, catódico
y en el mundano periódico,
un fotomatón patético.
Con la crisis ´in crescendo´
al gran líder alabado
--que ha sido defenestrado
de su trabajo estupendo,
y va además percibiendo
un ostracismo fraterno
en mindundis del Gobierno
que con Irak tuvo un yerro--
acabará en testaferro
para los bisnes del yerno.
Testigos contra Garzón
son las migas tempraneras,
las rapaces perdiceras,
la gran cuerna del muflón
que es preciado galardón,
el look CORONEL TAPIOCCA
del vestuario que toca
al cazador maniquí,
el silvestre jabalí
y la liebre tras la roca.
Una pregunta me hago
que no es nada baladí:
¿Es la derecha cañí
neoliberal de Chicago?
Más que insulto es un halago,
y sería una distinción
que semejante atracón
de enriquecimiento exprés
por nuestra Nacional-III,
se le ascienda a neocón.
Desde Aguirre a Boadilla
desde Fabra hasta Granados
los espías, los espiados
Camps, que es nuevo en la pandilla,
la basca de Agag que pilla
su pijez y su pitanza...
y yo tengo en esta chanza,
ante tanta tropelía,
la vista más repartía
que un gato en una matanza.
Entre testigos de Agag
polimorfos latrocinios
y lóbregos vaticinios
conduce sin airbag
despistado y en zigzag
con la esperanza ya parva
el de remojada barba,
el líder de pacotilla
sin escoba, ni escobilla;
y, mientras, Garzón escarba.
Repatea el personaje
electo en voto pasmoso,
su aureola de chistoso,
racista sin camuflaje,
esperpéntico y malaje;
y a la gente que ve en broma
al menda que rige en Roma
por su estridente gracejo,
un pensamiento le dejo:
recuerden la chica en coma.

"
A Rajoy muevo la silla
tapando a Sol con la mano;
en la Comisión me afano
con mi hueste pinganilla;
y ahora salta Boadilla
por mayor algarabía,
pues, corrupta sobre espía,
a mi gente --fajo a fajo--
se le acumula el trabajo
y corto se le hace el día."
Si don Fede es Peter Lorre
porque a Rajoy, cual vampiro,
mortifica sin respiro
y --entre el zurdo despiporre--
ningún insulto le ahorre,
Bogart no es Pedro Ramírez,
ni, por mucho que la mires,
doña Esperanza es Ingrid,
ni es "Casablanca" Madrid
salvo en espías y conspires.
Sabe el lego y el perito
que los ciclos son de hierro,
mas dice el PP --y me aterro--
que la purga de Benito
que Rajoy nos ha prescrito
cura en trescientos sesenta
días la crisis violenta,
mas es duración igual
con Zapatero social:
un año, la misma cuenta.
Largo es Febrerillo el loco
de comisiones y tongo,
porque habrá mucho bailongo
en la prensa, mucho foco,
dando al genovés sofoco
por la euskogallega torta;
pero a Espe nada importa
pues, con tal de ser mediática,
un día va de espía simpática
y otro calcetines porta.
Se sabía que Monseñor
en su vida de eclesiástico
fue un guionista fantástico
de cariz predicador;
ayer su escrito mejor,
su más literaria joya,
triunfó en los Premios Goya,
mas no pudo ver la escena
porque en su cripta almudena
no pusieron claraboya.