
El Díaz-Ferrán noqueado,
el chicago-boy histérico,
el ecónomo esotérico
que siempre batalló al lado
del atleta denodado,
y la Bolsa, diosa y maga,
oyen la noticia aciaga
y lloran con impotencia,
pues se derrumba su ciencia
y a Aznar le suben la paga.
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