viernes, septiembre 11, 2009

Amor a primera vista


Iba yo por la acera ciudadana
y la dama transcurrió ante mi pupila.
Pasó, pasé, miró, miré, vio, víla.
Pensé: peripatética romana.
Herido por Machín y por la gana
guiñé. Guiñó, tosió, tosí, seguíla
por las calles. Marché tras la sibila,
prendado de su hechizo de lozana.
Abrióse un portalón desencajado,
subimos escalones mujeriegos,
pasamos a un bayú aclimatado
a roñas, desconchones y trasiegos,
y, viéndome dispuesto y descalzado,
me dijo: "Berlusconi, los talegos".

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