
"Soy don Vito", farfullaba
con la voz aguardentosa,
mientras que su nostra cosa
las alitas desplegaba
sobre Ánsar y su camada:
el Camps a la voz de ¡ar!,
Espe, que quiere escapar,
y la alegría de la huerta,
el Rajoy, con una oferta
que no puede rechazar.
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