
Ese toro enamorao de la luna,
espíritu de España, casi ná,
que abandona por las noches la maná
despintao de amapola y aceituna
y le puso campanero el mayoral,
que gozó de gran vida y mal final
estoqueado hasta la cruel empuñadura
y paseó por medio mundo su bravura,
ese toro del poeta y de Miura,
ya no abrirá el portón Monumental.
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