
La diestra, en su núcleo duro,
condenó ayer con desgarro
a Horacio, por ser un guarro
del rebaño de Epicuro,
mas hoy, falta de bromuro,
se levanta de la siesta
y, al tiempo que manifiesta
sumisión al Padre Eterno,
se aposenta en el infierno
con la lengua siempre enhiesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario