Aunque te vas al abismo,
aunque lo fúnebre mola,
aunque la deuda española
es la pupas hoy mismo,
aunque un pulido fascismo
apacienta algún rebaño
mientras que en el otro escaño
te reservan las sorpresas,
con el corazón te expresas:
¡pese a todo, feliz año!

Te pregunto, Faraón,
¿acaso es cierto el augurio
que en este carrito espurio
se expresa con desazón,
y en Madrid del socavón
y el exceso palacial
te gastaste mucho y mal,
y el muerto de tus impagos
echas con gestos aciagos
al gobernante central?(Fotografías de Javier V. I.)
La salivilla que asoma
por la belfa comisura,
el garbo y la donosura
en el uso del idioma,
los epítetos de broma,
el gusto por el apodo
y el tono sabelotodo,
exigen tocar madera
por si otra vez ocurriera
que se les jodiera todo.
Un político discurso,
un notorio choriceo,
un juez con el veo, veo,
un infinito recurso
de años, que en su transcurso
adormecen el delito;
y aunque le salga carito
en togas, don Carlos Fabra
consigue, ¡abracadabra!,
que la cosa haya prescrito.
¡Y este camino en tropel
transitan los del Gurtel!
Bien, copiad, copiad, chiquitos,
cepillada la "ley Sinde",
a ver pelis todo el finde
sin aflojar los euritos,
mas pagad los circuitos,
el ADSL y el cobre,
(porque el internauta pobre
de la Internet babilónica
no reprocha a Telefónica
que mensualmente les cobre).
La fe no encuentra cobijo
en nuestro club del agobio:
de los mercados, oprobio,
Zetapé, en el acertijo,
la izquierda, en el escondrijo,
con ira y melancolía,
el pobre, sin alcancía,
y lo peor de este hoy,
que al final gane Rajoy
y Fabra, a la lotería.
El estulto displicente,
el matizador solemne,
el insultador indemne,
el dipsómano ocurrente,
el teorizador urgente,
el gocho de lengua puerca
(ex-gauchista en Atapuerca),
los científicos infusos
de talentos multiusos,
el filósofo gualtrapa
con su pensamiento ñapa,
el ágrafo de berrea;
y por hoy, fin de tarea.
Denotan desasosiego
las mil hostias y mandobles
y los insultos innobles
de la carcundia al pasiego
por su pinta de alter ego
si mediare heredamiento,
al temer con fundamento
que la encuesta hoy triunfal
mañana acabe fatal,
cual la lechera del cuento.
Huye del catastrofista,
líbrate del agorero,
no seas del triste vocero,
niega al docto economista,
cambia el dial alarmista
y apaga el telediario,
aléjate del mal fario,
házte sordo consecuente
y si no te es suficiente,
recurre a tu boticario.
Mi dedo no tapa el cielo:
ya liberado Julián,
me muestro rendido fan
de otro héroe paralelo
(origen de este revuelo)
que escucho poco alabar
y al que le toca penar,
porque Manning tuvo un día
una añeja valentía
y pelendengues, un par.
Hartos de ser magreados
y morados de turrón,
vemos subir al avión
mil viajeros atacados,
no por nieves o nublados,
sino por algo peor,
que el señor controlador,
con los mimos del PP,
exhibe con gran tupé
su espíritu cogedor.
Ni la crisis es cañí,
ni la cosa del dinero
es culpa de Zapatero,
ni el rebote que hay aquí
es distinto del de allí;
y, por lo que wikileo,
pareciera un cuchicheo
del Poder Universal,
que concede al personal,
el derecho al pataleo:
cada mil entendederas,
un millón de tragaderas.
Creso por via funcionaria
y pudiente antisistema
de la nómina blasfema
y la praxis fornicaria,
una clientela varia,
te puso a parir el puente,
y se teme mucha gente
que, analizado tu karma,
si no hay decreto de alarma
seguirías el precedente.
Al cerrar CNNplus
--si algún dios no lo remedia--
verterán ciertos mass media
un suplementario plus
de toneladas de pus,
y habrá facheo emocional
con monopolio total
en el zapping TDTero,
quedando la izquierda a cero
en la tele digital.
Según dice Pons, el tío
de las befas cotidianas,
por tapar las catalanas
sacaron el ´wikilío´;
para no decir ni pío,
huelga de controladores
con alarmas posteriores;
por si el PP dice algo,
viene la "Operación Galgo"
con sus muchos corredores.
¡Y es que con tanta carrera
Mariano sigue en la higuera!
La virtud se impone, ya:
el ladrillero que, adrede,
especula si la sede
ganará o perderá,
y el que vibra en el sofá
ante la atlética gesta
o el tourmalet de la siesta,
comulgan con el jerarca,
y al de la inhumana marca
le montan la zapatiesta.
Dicen huelga y no es correcto,
mejor médica espantada,
juego con carta marcada,
lance de pijo insurrecto,
o meada fuera del tiesto
de sindicato pimpollo;
y, tras el enorme pollo,
hasta el PP dice digo
donde dijo un diego amigo
de tan chirriante chollo.
Fabra tendrá una escultura,
Camps se merece un poema,
Bárcenas un teorema,
López-Viejo, una pintura,
un tocho de tapa dura
reclama Mamá Gurtel,
Boadilla, un capitel,
y a toda esta parentela
que le sirva esta espinela
como cárcel de papel.
Mola el especulador,
echa una mano el mercado,
ladrillea el imputado,
controla el registrador,
registra el controlador,
el notario pone el cazo,
el piloto da el sablazo,
en un islote impreciso
surge un fiscal paraíso,
¡y a mí me paga el Parnaso!
Al radical izquierdista
y vendido al capital,
al fiero anticlerical
y con la Iglesia pactista,
al proetarra españolista,
al maquiavelo y al bobo,
al del odio o el arrobo
(según te joda o te pirre),
al que pinta el yanqui Aguirre
como un selvático lobo,
hoy, nuestra España cañí
le cuestiona el pedigrí.
Confusio: "Estoy entre el optimismo de las entendederas y el pesimismo de las tragaderas".
Un tonto de capirote,
boss de la pepera secta,
al que esta huelga le afecta
porque esperaba este zote
un avión en Lanzarote,
muy masoquista, declara
con cinismo, mucha cara
y retintín sempiterno,
que la culpa es del Gobierno,
lo cual no es cosa tan rara.
Si nos quitan el Mundial,
Trichet no nos compra guita,
la basca protesta y grita
porque todo va muy mal,
y es un fallo garrafal
que Jockey haya de cerrar
y nos dejen sin cenar,
que España nunca se aflija,
queda el político-lija,
¡por siempre nos queda Aznar!
Tras la lluvia torrencial
de megas del ´Wikilí´,
el seso me dice a mí
--y algún instinto nasal--
que la rajada imperial
tiene un puntito que escama,
pues la culpa que derrama
pone en el disparadero
a la izquierda, a Zapatero,
y, en vez del Bush, al Obama.
Cuando se acabe el rescate,
estarás descangayado:
tendrás un ojo morado
por la violencia del cate,
una raja en el gaznate
con su fea cicatriz,
una hostia en la nariz,
andares de pata coja
y, como Dios no te acoja,
la certeza de que hay bis.