
Aparece nerviosilla
esta condesa descalza
trepidantemente falsa
y falsamente sencilla,
pues, desde su injusta silla,
con gran dureza facial
vomita que su rival
es embustero y mendaz,
denotando la locuaz
tal vez un miedo cerval,
porque la peña no es tonta
y la izquierda ya remonta
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