
Piensa Esperanza, tranquila,
que, cuando el agosto llegue,
el indignado despliegue
que oscila entre Marx y Gila
se guardará la mochila
y tomará vacación,
y, así, desde su balcón,
solo al cura y al beato
verá, con el Concordato,
zamparse la comunión
y en Casa Labra una tapa,
porque hay visita del Papa.
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