La historia siempre nos pilla:
cuando el negro era el negrito,
el ruso estaba proscrito
y en el Domund tu pandilla
llenaba con calderilla
el chinito de la hucha
porque el hambre allí era mucha,
nadie podía imaginar
que hoy el parné lo iba a dar
aquél chino con su hucha.
Princesita del Jaguar,
melenita de Serrano,
te has metido en un pantano,
porque vuelves a insultar
en plan charleta de bar
a lo andaluz sin recato,
y, si sigues, Ana Mato,
ay pena, penita, pena,
como que me llamo Arenas,
si pierdo otra vez, te mato.
El que no es traidor avisa:
si al doctor mucho visitas,
si el escáner necesitas,
si al cirujano precisas
con caras pruebas y prisas,
si hay larga convalecencia
o la afección pide urgencia,
ya está aquí el reparto justo,
a mí me tocará Houston
y a tí, la Beneficencia.
Con su voto entretenido
en edén ecologista,
con UPyD que despista,
con su absentismo leído,
su sufragio distraído,
y el deleite en el averno
de los fallos del gobierno,
el panorama es que hoy
está Mariano Rajoy
rellenando su cuaderno.
Electoral estipendio
busca Pons, que es un bocazas,
Fray Gerundio de Campazas,
de la memez un compendio;
y en uso del vilipendio
y del exceso verbal
apunta con el dedal
lo que observa en el espejo,
porque el gárrulo tipejo
es zote, zote cabal.
Cuando se mata a un canalla,
que sea canallescamente,
con el brazo de Occidente
en su hipócrita atalaya
pasándose de la raya
y ciego al final del cuento,
pues sella el derrocamiento
del criminal clown amigo,
un poético castigo,
el salvaje linchamiento.
Con lo de la ETA pecha
y pasa por la entrepierna
la mediática caverna,
pues con desazón sospecha
que, llegada cierta fecha
que al franquismo se vincula,
la izquierda se confabula
con cierto voto eficaz
y a Rajoy, una vez más,
le vuelve a hacer la pirula.
Ahorra don Alberto pues
le prepara el mayordomo
bocatas de crudo lomo
con pan falso de payés,
aceitunas de entremés
con auxilio cervecero,
un avecrem de primero,
filete de pollo plancha
y, por si cae alguna mancha,
servilleta de babero.
Insultadores de tinta
con escupitajo presto,
versados en el denuesto,
plumillas con mala pinta
con la masa gris sucinta,
golfos del huecograbado,
farfulladores malvados
aferrados al dicterio,
un colosal gatuperio
cojeando de igual lado.
Tendrá un requeté en Justicia,
un falangista en Trabajo
para vigilar el tajo,
Educación pontificia,
un chusquero en la Milicia,
algún experto en Codicia,
un Culto con mandolina,
un Camulo en Disciplina,
un fantoche en Exteriores,
y tendrá de mil amores
un ministro de Marina.
La revolución mundial,
la protesta telegénica,
la insurrección ecuménica,
el anarquismo global,
la crepitación moral,
y un final feliz moderno
que sabe a quemado cuerno
(perdonen que no me calle):
la izquierda toma la calle
y la derecha, el gobierno.
Las cifras, mal de salud,
la dependencia, depende
del mercado, nuestro duende,
en impuestos, negritud,
el Estado al ataúd,
la escuela desguarnecida,
y a la mayoría, jodida
e inocente, se le ocurre
que tendrá de todo, y curre,
con la diestra, y enseguida.
Usa, Rajoy, la garganta
en estos cuarenta días
porque veo que no las pías;
canta a la tijera, canta
a los tiempos de Carpanta;
márcate algún aspaviento
y abandona el fingimiento,
que necesito a mis huestes
diciendo del PP pestes
con gran empecinamiento.
Bien ha llenado el zurrón
el que a la caja de ahorros
ha dejado hecho unos zorros,
¡Al ladrón! grita el ladrón
en el ´caso Campeón´,
y el peón debe entender
que pa la duquesa, el PER,
que Durán duerme en el Palace,
que vuelven los días de igualas,
y que si saben leer
y usan de las cuatro reglas
a los pobres los arreglas.
Dicen que Rajoy no cuenta
lo que quiere hacer si gana
porque sufre de galbana,
sin haber caído en la cuenta
que si Rajoy argumenta
lo que tiene en la cabeza
la gente de terror presa
en pesadilla nocturna
atascaría la urna
y tendríamos la sorpresa.
Recuerde izquierda dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se te fue la suerte
tan callando,
cuán presto se va el poder,
cómo después de gozado
da dolor,
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Algo en el ambiente flota
que no cede al pesimismo,
porque ocurre ahorita mismo
que la escuela toma nota
del vuelo de la gaviota,
que la salud se atrinchera
contra la diestra tijera,
y que el público se fija
en que la mejor cobija
en crisis tan puñetera
es cierta izquierda hijadé,
que es al fin nuestra hijadé.
Ni la ruina panhelénica,
ni Moodys, ni el puto paro,
ni el indemnizado caro
con su jeta patogénica;
hoy, noticia fotogénica,
cañí, rosa, casi malva,
que de cualquier pena salva:
el desposorio con greñas
de la dueña de las Dueñas,
dizque Duquesa de Alba.
Cierta Botella, fregona
de la capital del Reino,
manifiesta sin despeino
que la limpieza funciona,
pues cierta nacional zona
está siempre reluciente,
al tiempo que mucha gente
jodida con la basura
comprueba la cara dura
de esta alcaldesa (aún teniente).
Cuando Gadafi era Libia
Gadafi era un asesino
y la OTAN intervino,
pero el crimen no se alivia
y no hay condena, ni tibia,
del poder que en Libia nace:
no se escucha ni una frase,
por democracia simétrica,
que denuncie la faz tétrica
que apunta esta nueva fase.