
Para hacer de un referendo
en un país iracundo
un problema tremebundo,
yo, el europeo estupendo,
verbalizo con estruendo
que es pecado muy nefando
el qué, el cómo y el cuándo,
y que el problema de fondo
es que este griego cachondo
no atiende a la voz de mando,
y por eso lo avecindo
subido en lo alto del guindo.
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