
Pues decías, Mariano, tío,
que la culpita era toa
del que estaba en la Moncloa,
te aplico el mismo extravío
y con empeño bravío
digo que ya eres culpable,
que tu plan es detestable,
y que un mes pasado apenas
la calle estará bien llena
con furor justificable.
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