
Don Iñaki Urdangarín
padece de caninez
y con gran desfachatez
busca dondequiera el dín
y, por yerno de postín
y por as del balonmano,
mete con maña la mano,
así que a nadie le extraña
que este alteza de la España
llegue a tocar el piano,
porque el Palacio de Oriente
de la Ópera está enfrente
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