
Dicen los siete millones,
y también los cuatro y medio,
que aquí el único remedio
ante tantas aflicciones
es buscar designaciones
sin la navaja barbera
y con condición primera:
un verbo ciceroniano
que sea capaz de, a Mariano,
sacar de su madriguera,
porque, si no, este tío
se pega un lustro escondío.
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