Ni el Mercado con su mano
invisible y contundente,
ni el Capital con su diente,
ni el criterio del Germano;
hay un resabio freudiano
por el uso de la fusta,
una voluntad vetusta
por sacar los higadillos,
un aferrar el cuchillo
que en el peperío gusta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario