No se puede rechazar
una oferta de mi gente,
ni que Luis no sea inocente
se podrá algún día probar,
ni tampoco demostrar
cosas que dejan muy mal
en la Audiencia Nacional
a mis genoveses socios,
porque son sólo negocios,
nada hay de personal
(aunque, si alguien quiere gresca,
que un accidente parezca).
La señora Villalobos,
diputada verdulera,
la desfachatez certera
de un tal Pérez de los Cobos,
las corrupciones y robos
de dimensiones tamañas,
las jurisprudentes mañas
y las caderas reales
en las coplas de arrabales,
son también la "marca España".
Paseado en parihuelas,
objeto de chanzas crueles,
a ése que prueba las mieles
de habitar en la Zarzuela
le están fallando las bielas,
y se escucha por doquier
que muy pronto se va a ver,
tras la urgente abdicación
en el siguiente Borbón,
que la Tres está al caer.
Su triunfo significa
más recortes todavía
de los derechos que había
en pizarras y boticas,
y un Estado que se achica,
aunque habrá una cosa buena,
que le daremos más pena
y con neveras y trenes
vendrán más germanos bienes
(como el curro con cadenas).
(No) recortan las pensiones,
(no) se destruyen las pruebas,
el PP (no) se lo lleva,
(no) pululan los trincones,
(no) encubren a los Borbones,
(no) nos machaca Bruselas,
(no) cercenan las escuelas,
(no) escamotean en Salud,
(no) se emigra en multitud,
el paro (no) se la pela,
(no) nos suben los impuestos.
Con paréntesis, lo opuesto.
Para no salir de escena,
la menuda juez Alaya,
recién vuelta de la playa,
se ha aplicado en la faena
de colocarle la pena
dizque de telediario
a Chaves, Griñán, y varios,
y conseguir que Rajoy,
aunque sea el día de hoy,
se borre del escenario
en la obra que interpreta
Bárcenas con sus mil tretas.
La buena de Ana Botella,
edil de risible inglés,
aprendió del japonés
a contemplar las estrellas,
mas eso no le hace mella
y maquina sin tardanza
una terrible venganza:
subvencionará el tirón
del descuidero al nipón
que pasea con confianza
su cámara grabadora
por Madrid a todas horas.
