miércoles, marzo 12, 2014

En la despedida de Rouco

De siniestro silabeo,
del ateo desiderátum,
ayer diste un ultimátum
sacando el sermón más feo
de un preste de por sí feo,
y no extraña que Francisco
te haya quitado el aprisco,
la campana y el badajo
y, con aplauso de abajo,
haya cambiado de disco.

No hay comentarios: