martes, octubre 28, 2014

Mariano el gafe

No me alabes, don Mariano,
no cantes mis excelencias,
que es contar con tu aquiescencia
y notarte tan cercano,
que empiezo a meter la mano
en la apetecible caja
buscándome una migaja,
y termino ciertamente
de alcalde en cuerpo presente
envuelto en una mortaja.

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