Bailó con Enrique el Cojo,
vivió el pecado y la carne
al modo de la Ava Gardner,
casó con un "cura rojo",
fue mirada de reojo
por El Pardo y la Pagoda,
y en la España visigoda,
cuando la triste ciudad
carecía de libertad,
ella dispuso de toda
(que hasta en eso eran distintos
aquellos nobles, ya extintos).
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