Después de tamañas sisas
de Barcenas y otros prendas
y de la amnistía de Hacienda,
la legislación suiza
se nos declara insumisa
diciéndonos ¡cuidadito!
con acusar de delitos
a próceres tan ilustres,
que dejan dinero y lustre
de origen españolito
e impiden un jamacuco
para su reloj de cuco.
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