Nada de nombres aún,
que el suspense no se arruine,
deja que el vulgo imagine
y los elija al tuntún,
deja al eficaz runrún
la repera patatera,
deja que la cosa adquiera
su tamaño y dimensión
y pide una dimisión,
porque Rajoy sólo espera,
como Machado diría,
conversar con Dios un día.
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