En telediarias voces
el ardor guerrero vibra
y quieren tocar la fibra
de los amores feroces,
llevando a los altavoces
la corneta y el tambor
de la patria y el honor
y el henchido corazón
que besa cierto pendón
(que huele acaso a alcanfor
y que no sirve de nada,
lo mismo que la estelada).
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