Ay, Mariano, me recuerdas
al Suárez del ochenta,
que se dio de pronto cuenta
de que, acabada su cuerda,
se vislumbraba la izquierda
con Felipe de maestro;
y piensa por qué tu ancestro
el gran Pío Cabanillas,
al ver tanto cabecilla
dijo "¡al suelo, son los nuestros!"
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