Si al simple titiritero
lo metes en la mazmorra,
Jonathan Swift se nos borra,
Quevedo es sólo un grosero,
y por tales derroteros
la ironía y la cultura
cavarán su sepultura;
mas algo da más temor:
que asome tanto candor
frente a la hueca impostura
del peperío acusón,
que tapa su corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario