Mariano, aunque te abrases,
prostérnate ante las Cortes,
salvo que tengas de norte
al que ochenta años hace
le diera fama a la frase
de que él sólo respondía
de todas sus fechorías
ante Dios y ante la Historia;
lo tuyo es de menos gloria,
pues decir te bastaría
que te lo manda Bruselas
y a ver si el embuste cuela.
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