Menos clics y más conflictos,
menos tragar en el curro,
menos análisis burros
en contra de los no adictos,
menos dar un veredicto
desde el tribunal tuitero
con verdades del barquero,
porque puede suceder
que mantengan el poder
los que tienen el dinero,
y es que, aquí y en Cincinnati,
la "revolución" no es gratis.
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