y la mirada avizora,
me lanzo sin más demora
sobre un cervatillo aislao
y, con mi pico afilao,
aquí lo mato y lo pillo,
le saco los higadillos,
y, como buen predador,
distribuyo alrededor
lo que sobre entre los pillos.
(Y venga el Ayuntamiento
a decirme que yo miento.)
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