No pierdas, Pedro, de vista
a este áulico briján
de nombre Juan Luis Cebrián,
que, tras ser buen periodista,
desbarró de novelista,
quiso en Yuste Street ser lobo,
con Sogecable hizo el bobo
por comprar en mala fecha,
y aún hoy sigue en la brecha
con invectivas y sobos
para adorar al Gobierno
y condenarte al infierno.
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