¿Cómo es posible que Eduardo,
que dió tantos preavisos,
y tantos méritos hizo
en muchos asuntos pardos,
no arrastre hasta ahora el fardo
de la terca imputación
por un juzgado acusón,
cuando en los años 90
ganó en una compraventa
la alcaldía de Benidorm?
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