Por su laboriosidad
el amnistiado fiscal
mereció un trato especial,
así que, pringaos, bufad,
porque evitó la crueldad
de retratarse ante Hacienda
y os traspasó la jodienda
de cubrir con tus impuestos
lo que los próceres estos
guardaron en la trastienda.
(Todo consta en una lista,
pero que no está a la vista.)
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