Te repatea que se diga,
sin finezza, ni finura,
que esto es una dictadura
porque la ley persiga,
cual si importase una higa
el Montesquieu susodicho;
que prosiga el descalicho
del Estado, sin reparos;
y que no resulte raro
no temer edén de nichos
si la locura se adueña
de las banderas y enseñas.
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