¿Por qué negar el capricho
a Puchi, el evanescente,
de ocultar ante su gente
que su destino predicho
es habitar cierto nicho,
aunque tenga flores frescas,
algún derecho a la gresca
y a exhibir, de tanto en tanto,
con alucinado encanto
por plasma sombras chinescas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario