Por ser mal poeta Abundio
es esclavo de sus ripios:
finaliza en participios,
infinitivos, gerundios,
desperdicia el latifundio
selvático del idioma,
piensa que el verso es de goma,
se olvida de los acentos,
de sílabas, ni te cuento,
y se toma como a broma
que extraer de lo infinito
lo exacto, es todo un rito.
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