Si hay ministros y ministras
y en los modos de las modas
se habla de todos y todas,
se dice fistros y fistras
y la costumbre registra
tanta dúplice abundancia,
expreso mi reluctancia,
pues, así, mi octosílabo
deviene en dodecasílabo
con pérdida de elegancia
(si el poema se somete
al canon del XVII).
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