Ni siquiera le han traido
los muebles a La Moncloa
y ya le han puesto la proa
a Sánchez el renacido,
pese a que es bien conocido
que, a modo de cortesía,
hay que respetar cien días.
¡Ni tantito una semana
se han aguantado las ganas
de morderle la jauría!
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