en la Iglesia, por decenios,
del pecado primigenio
que tanto dolor supuso,
fue el omnipresente uso
del carisma de sotana,
del que toda virtud mana,
lo que dejaba indefensos
a los dañados, y pienso
que no hay piedad humana,
ni avemarías, ni ritos
que perdonen tal delito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario