La pasmosa batahola
de dimisiones naranjas
un cierto debate zanja,
y es que el centrismo no mola,
Arrimadas queda sola
y comprende el pueblo llano
que aquel "¡Vamos, Ciudadanos!"
que castigaba las calles
(perdonen que no me calle)
es "¡Vamonos, Ciudadanos!".
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