Con el debido respeto,
por más que espero un milagro
para el clima y para el agro
y la vida de mis nietos,
confieso que estoy inquieto
y que me da repelús
esa idea de Belcebú,
esa apostólica treta,
de hacer de la niña Greta
la Bernadette Soubirous.
(A J. L. G. M.)
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