El president Tarradellas,
un catalán con currículo,
dijo que hacer el ridículo
torna cualquier epopeya
en una farsa plebeya
o en un grosero esperpento,
pero Torra aprende lento,
sólo ¿escucha? a Puigdemont,
y del viejo la lección
más bien le importa un pimiento.
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