En esas raleas de pijos
contra el Sánchez megaobrero
donde reclaman su fuero
a dejar, ¡jo!, el escondrijo
con sus lacostes e hijos,
si se observa atentamente,
se ve a una pípol demente
que, sobre pedir suicidio,
apelan al homicidio
estando el virus presente.
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