te colocas las babuchas
y tu currículum vitae,
jarrón chino, con loctite
por tu giratoria propi,
recuerda a Rodolfo Llopis
y a tu chaqueta de pana
y si zurras la badana
(Sánchez, ¡ay!, te cae mal)
repara en lo criminal
del ataque que sufriste
en los noventa tan tristes.
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