Ese córner displicente
que manifiesta, frailuno,
lo de "a mi izquierda, ninguno",
el nihilista ejerciente
que recomienda a la gente
que "cuanto peor, mejor"
y el filósofo y doctor
y muy cómodo insurrecto
que utilizaría el recto
si el fascio gana favor,
tienen un reto a la vista:
hacerse negacionistas.