Es tanta la mala leche
del virus de los cojones
que no encuentro soluciones,
a no ser que el vulgo peche
con un régimen que le eche
a aprender el "Libro Rojo",
a guardarse los antojos
muy detrás del occipucio,
asimilar a Confucio
y a casita con cerrojo.
(Eso, o ascender, ilusos,
a los cielos con Ayuso.)
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