Ante la condena bíblica
de esta implacable pandemia,
los ruidos y polisemias,
las voces de meigas víricas
y las vacunas oníricas,
el Gobierno ha de pensar
en que debe gobernar
con dos claros objetivos
para salir de esto vivo,
los de curar y currar;
ni más, ni menos, de esto
trata lo del Presupuesto.
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