Sabemos que día a día
nuestro Gobierno se afana
en su función cotidiana
con humildad y porfía,
pero por suerte se alía
con el Espíritu Santo,
que con tuiteos y cantos
consigue que el pueblo llegue
con su celestial despliegue
a superar sus quebrantos,
eso sí, en plan bocachanclas,
¡digámoslo sin retranca!
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