Allegados del Emérito,
usuarios de sangre azul,
hicieron un uso ful
del cajero benemérito,
porque sacaban a crédito
efectivo por la cara,
sin que pareciese rara
la mágica circunstancia
de que la bicoca gansa,
¡milagro!, se financiara
con la abundosa manteca
de algún allegado azteca.
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