Máxima expresión lesiva,
mínima razón de origen
son los preceptos que rigen
los rencores entre escribas,
porque no se juegan vidas,
ni sangre en batalla cruel,
ni puesto en el anaquel
con su modesto estipendio,
son un despreciado incendio,
un diseminar de hiel
fruto de la claustrofobia
de la escritura, que agobia.
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