Entre guiños y aspavientos,
tal vez chiripitifláuticos,
o quizá chiquitifláuticos,
se presenta un argumento
muy cercano al esperpento
que inventara Valle-Inclán,
próximo a la patochada,
con sabor a astracanada,
llegando al hazmerreír:
así estamos en Madrid
con un triparty de nada.
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